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jueves, 2 de junio de 2011

CUENTO CORTO: LOVE AND KISS.


En aquel reducido espacio rectangular, lugar donde penas y alegrías se enredaban a golpe de segundos de constante debatir de sentimientos encontrados, minutos que se acompasaban en la cotidiana rutina, horas que se enhebraban en un colorido cuadro donde todo está pensado y estrictamente reglado, días en los que se entablaban diálogos insípidos con los compañeros de patio y años que cumplir por orden judicial, los habitantes de aquella estrecha celda se dedicaron a recordar, en espera de la hora del almuerzo, con gestos prefijados de sus dialogantes expresiones corporales de manos, brazos, cabeza, tronco y expresiones faciales, los motivos por los cuales estaban cumpliendo una larga condena en aquel inmundo penal. Competición involuntaria iniciada por Walter, por simple aburrimiento:

—Mira "Guuei"... Yo estoy aquí porque descargué las balas de mi “nueve” contra dos putos "maguis" antes de que esos jodidos “azules” me pusieran las platas gemelas en las muñecas... “¡Cómo disfruté, “Guuei”" —sonrió y seguidamente señaló con su dedo índice la gran cicatriz que le habían hecho en su cara al detenerlo—. Este es mi trofeo —añadió, orgulloso, sabiendo que el cargarse dos policías eran dos medallas en su extensa estela de delitos de sangre, robos y violaciones.

—Escucha "brother" si los “azules” te "maquearon" el “careto” es porque eres un "flojo", será que los años de aprendizaje en la "Street" no te enseñaron a defenderte. Yo no lo hubiese permitido... Antes “acabado” —afirmó mientras se quitaba la vieja camiseta sudada, blanca, deshilachada—. Ves este tatuaje "brother" —señaló la cruz que recorría toda su columna vertebral, con sus dedos pulgares por arriba de los anchos hombros: en su parte más larga, desde la nuca hasta perderse en sus anchos pantalones, y en su parte más corta de hombro a hombro—. Fijaros bien en ella y ahora en los cráneos que la forman... Estos son todos los encargos llevados a cabo dentro y fuera de nuestro país... La gran mayoría de esos hijos de puta de la DEA. Lo único que espero "my brothers" es poder terminar el último trabajo como “matador” cuando salga.

Walter sintió como su prestigio se estrujaba contra el duro suelo cuando el "Nueve", como así apodaban al “matador”, se acercó a la reja sin exhalar ni un comentario más, con aire de superioridad. Por eso cambió el rumbo de su inercia y le preguntó al "Flaco".

—¿Y tú que cuentas?

—Nada interesante... —intentó pasar.

—¿Eso es que no tienes nada que contar? —se sintió insultado al ser evitado.

El "Flaco" se miró las palmas de sus manos y repasó, una a una, las líneas gruesas y finas que recorrían aquel mapa de su convulsa vida.

—Sí "brother" cuéntanos algo —sonó ácido el tono del “matador”, porque siempre le habían jodido las “chingadas” dubitativas.

—¡Bueno, "my brothers"...! —sintió que su historia no le daría caché dentro de aquel escenario...

—Arranca "Guuei" que no tenemos todo el día...

—Sería la una de la tarde cuando regresaba a casa con el dolor de haber matado a un amigo...

—"My brother" eso suena mal para la convivencia... ¿No serás un puto "Fals" que se va del pico? —se cuadró delante de él el “Nueve”.

—"Tranq..." no va de eso...

—Aclara entonces... —se impacientó el “matador” y sus ojos se acristalaron revestidos de una fría mirada.

—Lo maté porque se acostó con mí amada Guadalupita... Sí... Guadalupita... Y lo corté en pedazos que les fui entregando a los miembros de mi mara, pero el "Pica" otro que también se acostó con ella me delató... Pero antes de ser encarcelado por los “azules” me dio tiempo a coser sus labios con tiras de cuero, después de cortarle la cabeza... Los miembros de la mara a la que pertenezco me mostraron su respeto tatuando mis manos con estas palabras y símbolos —mostró sus manos—. Eso es todo...

El ambiente se silenció como si una bala cruzara el espacio en dirección a la nuca de uno de los allí reunidos y los pensamientos viajaron, amparados en este estado de meditación inconsciente, a lugares distintos y distintos tiempos, tiempos de palizas, viajes realizados al país de la mortífera droga, de la venganza, el odio y la frustración.

Una vez abierta la reja de la celda los dos compañeros cedieron el paso al "Flaco" en señal de respeto porque un crimen pasional, en su caótico mundo, es siempre un as de más valor que el resto de ases, incluso todos juntos.

Alejandro Dieppa León.

Foto encontrada en la red y en la que me inspiré para escribir este cuento.

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